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Psicoterapia - Coaching - Escucha

Contextualizando la ESCUCHA:

Contar los propios problemas a un amigo es una costumbre antigua que nuestra cultura de la apariencia, el éxito y la felicidad por obligación, ya no fomenta. De hecho, da la impresión de que se está perdiendo. 

Explicar los problemas íntimos a alguien que nos escuche con empatía, es decir, con ánimo de comprendernos, sin censura y en un ámbito confidencial, es a veces todo lo que se necesita para seguir adelante.

Similitudes y diferencias entre la AYUDA PSICOLÓGICA y el COACHING PSICOLÓGICO:

 

Consideradas de una manera global, tanto la ayuda psicológica como el coaching psicológico son dos herramientas para el cambio y el crecimiento personal que en su práctica utilizan técnicas muy similares para ir hacia los objetivos de cambio y desarrollo acordados. La diferencia fundamental es que la psicología es una ciencia aplicada y el coaching una metodología estratégica. El punto compartido es que ambas utilizan técnicas similares aunque con propósitos relativamente diferentes.

La ayuda psicológica se ubicaría hacia el polo donde es más útil un enfoque clínico para abordar trastornos en los que la persona no tiene habilidades suficientes para llevar un control sobre su conducta y esto la inhabilita para vivir satisfactoriamente. Es decir, se focalizaría más en el funcionamiento neurótico de la personalidad, aquella manera de relacionarnos con la realidad con falta de sentido práctico que puede llegar a ser perjudicial para nosotros mismos (desadaptativa) y que parece no tengamos poder para cambiar.

 

El coaching psicológico, por otro lado, podríamos situarlo en el polo opuesto al clínico donde la persona sí tiene control suficiente sobre su conducta, pero le falta conocer estrategias más efectivas para conseguir objetivos concretos en su vida y necesita desarrollar recursos u optimizar los que ya tiene. 

Entre ambos polos estaría lo que podríamos denominar ayuda psicológica para la vida cotidiana, donde podemos encontrar toda la gama de frustraciones, satisfacciones, dolores, gozos, contradicciones, convicciones, apegos y retos que acompañan el desarrollo de una vida normal (crisis de adolescencia, pérdidas de seres queridos, crisis de mediana edad, tristezas por reveses de la vida, mal manejo de la frustración, guiones de vida orientados al fracaso...) a los que no se puede etiquetar como trastornos (hoy en día hay una tendencia predominante de patologizar la vida cotidiana) y que necesitan tanto de estrategias para conseguir objetivos como de un conocimiento más amplio de uno mismo.

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En todos estos procesos  se adquiere un mayor autoconocimiento y se amplían o mejoran los propios recursos, realizando, en última instancia, un entrenamiento para poder autogestionarse mejor en el devenir de la propia vida. 

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